Presentación de Barrionalismo en Madrid

El próximo viernes, a partir de las 20 h. se presenta Barrionalismo (Luis de la Cruz) en la Casa de la cultura y la participación ciudadana de Chamberí. Hemos querido que la primera presentación del libro fuera en un espacio rebosante de barrialidad, como es la Casa de la cultura, centro de la actividad de muchos de los colectivos que se dan cita en este distrito madrileño, entre ellos las AMPAs del barrio, que tendrán persencia, puesto que el acto será introducido por Gonzalo Wilhelmi, presidente del AMPA del Colegio Público San Cristobal (de la que participan el Luis de la Cruz y el mismo acto) además de autor y vecino.

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Barrionalismo

Luis es un tipo despistado. De los más despistados que conozco. Le puedes deber 50 euros que jamás se va a acordar de pedírtelos (es la razón por la que no lleva las cuentas en Decordel). Recuerdo que un día de pequeños, en uno de los veranos que compartíamos, Luis desapareció durante horas y cuando nos encontró donde sabía que estaríamos sin necesidad de Whatsapp ni Google Maps —la vida transcurría sin móviles—, a la pregunta «¿Dónde estabas, Luis?» nos respondió «Paseando, me he ido a reflexionar». Nos hizo mucha gracia y recordamos esa respuesta durante años. No sé por qué. Supongo que porque pensábamos que andar solo sirve para ir de un sitio a otro en el que hacer cosas. Pero Luis ya de niño decidió que el camino iba a ser el sitio donde pasaban las cosas.

Los despistados no lo son tanto, solo que son capaces de poner atención en cosas que otros no vemos. A veces la inopia, a veces un deseo, a veces una reflexión. Y es que Luis en sus paseos desnortados ha acumulado desde siempre historias que contar. Ha ido haciendo memoria documentada como la que hacían las cámaras de vídeo antiguas y desde hace unos años la proyecta en forma de pensamiento para que otros las leamos.

A Luis podríamos llamarle su historiador de barrio, yendo por nuestros vecindarios como el tapicero, contando y gritando la historia de sus calles. Alguna vez ha participado en paseos organizados. Pero quiere más. Ha escrito Barrionalismo. Leer este texto es pasear mientras lees; cada palabra un paso, cada párrafo una manzana, cada capítulo un barrio, pasar de página es doblar la esquina. Seguir los pasos del autor te llevará a hacerte preguntas. ¿Qué tengo que ver con mi barrio de la infancia? ¿Y con el de ahora? ¿Cuál fue mi relación con el parque? ¿Y la de nuestros hijos? ¿Es la misma en un barrio y en otro? ¿Nos vigilan? ¿Qué es la gentrificación? ¿Es solo cosa de hipsters? ¿Qué influencia tiene el barrio en la conciencia de clase? ¿Cómo es el primer contacto con la policía en cada barrio?

Luis (o @eltransito, como se llama en la red), además de exprimir los edificios, las esquinas, adoquines y ruinas que encuentra en sus paseos, ha estudiado la historia de sus rincones y todo ello lo ha combinado con experiencias actuales a pie de calle: resistencia, especulación, empoderamiento, solidaridad, marginación, desahucio, orden, mobiliario urbano, las fiestas de barrio…

Como editor del libro que soy, he paseado por él unas cuantas veces y por ello estoy seguro de que invitaros a leerlo es un gran consejo. Caminaréis por barrios obreros, atravesaréis colonias de lujosos chalés, os veréis (o más bien no) dentro de una smart city, lo mismo que viviréis la formación de algunos barrios históricos y os sentiréis dentro de una pandilla de andén.

Con total seguridad, al terminar y quitaros las gafas de leer como si fueran zapatillas para caminar, habréis forjado vuestro sentimiento barrionalista.

Paseen y lean.

Por qué dejé (un poco) de lado las pegas a la perspectiva barrionalista

Recuerdo una conversación con J. después del 15M. Yo iba a la asamblea de mi barrio y estaba entusiasmado con el movimiento derramándose por la ciudad. Él me dijo algo así: “a mí no me interesa la gente que va a la de mi barrio, prefiero ir a la de Política al largo plazo en Sol, donde me encuentro más a gusto”.

Yo ahora he escrito un libro que se llama Barrionalismo, que en algunas partes exacerba las potencialidades de juntarnos en nuestros barrios a capear el temporal y, a ser posible, organizarnos para dar un paso al frente. Soy consciente de que hay algo de hipérbole y de propaganda en ello. Los barrios suelen estar hoy atravesados por el mismo individualismo y por la anomia que el resto de la sociedad a la que pertenecen. En diferentes momentos del libro alerto sobre la necesidad de huir de una idea romántica del barrio, pero he decidido, conscientemente, dale el espacio a las semillas que, sinceramente, también creo que contiene.

La advertencia ya la hizo, Henry Lefebvre en un artículo, Barrio y vida de barrio (1971), en el que alerta de la inconsistencia de la ideología de barrio y ahora lo hace Marina Garcés en Ciudad Princesa –gracias por el aviso sobre el capítulo a Imanol de Katakrak–. El libro no lo he terminado, quizá aparezcan más referencias, pero en el apartado Una globalización de barrio se remonta a la expansión de la política okupa de barrio durante los primeros 2000 en Barcelona, y vuelve a ello a propósito de discurso actual del municipalismo del cambio (será en Barcelona, porque en Madrid…) para advertir de las dificultades de establecer vínculos cercanos en barrios vaciados de barrialidad (término de José Luis Oyón) y sociedades globalizadas.

Bueno sí, tiene razón, como la tenían también mi amigo J. y Lefebvre. Sin embargo, aunque es obvio que existen otros espacios de sociabilidad política en la ciudad menos pegados al territorio inmediato, sólo hay que abrir los ojos y las orejas en la propia calle para encontrar sendas tapadas por rastrojos, y salir de los contornos centralistas del activismo de tu ciudad, para toparte con gente haciendo cosas fuera del foco. Tampoco es verdad que el barrio se haya idealizado siempre, además. Más bien al contrario, a los golpes de pecho de orgullo de barrio siempre les acompañó la frase salir del barrio como sinónimo de superación personal.

Barrionalismo no trata sólo de barrionalismo, advierto. Trato caprichosamente diversos temas relativos a la ciudad, los movimientos sociales y el hacer juntos. La mirada, sin embargo, sí trata de ser desde lo inmediato, a ras de suelo y desde el barrio. Y, vaya, sí, dedico mucho más a pensar en lo que juntarnos en nuestras calles puede darnos que en lo que nos quita, si es que perdemos algo por quedarnos en el ámbito en el que podemos llegar caminando.