Barrionalismo

Luis es un tipo despistado. De los más despistados que conozco. Le puedes deber 50 euros que jamás se va a acordar de pedírtelos (es la razón por la que no lleva las cuentas en Decordel). Recuerdo que un día de pequeños, en uno de los veranos que compartíamos, Luis desapareció durante horas y cuando nos encontró donde sabía que estaríamos sin necesidad de Whatsapp ni Google Maps —la vida transcurría sin móviles—, a la pregunta «¿Dónde estabas, Luis?» nos respondió «Paseando, me he ido a reflexionar». Nos hizo mucha gracia y recordamos esa respuesta durante años. No sé por qué. Supongo que porque pensábamos que andar solo sirve para ir de un sitio a otro en el que hacer cosas. Pero Luis ya de niño decidió que el camino iba a ser el sitio donde pasaban las cosas.

Los despistados no lo son tanto, solo que son capaces de poner atención en cosas que otros no vemos. A veces la inopia, a veces un deseo, a veces una reflexión. Y es que Luis en sus paseos desnortados ha acumulado desde siempre historias que contar. Ha ido haciendo memoria documentada como la que hacían las cámaras de vídeo antiguas y desde hace unos años la proyecta en forma de pensamiento para que otros las leamos.

A Luis podríamos llamarle su historiador de barrio, yendo por nuestros vecindarios como el tapicero, contando y gritando la historia de sus calles. Alguna vez ha participado en paseos organizados. Pero quiere más. Ha escrito Barrionalismo. Leer este texto es pasear mientras lees; cada palabra un paso, cada párrafo una manzana, cada capítulo un barrio, pasar de página es doblar la esquina. Seguir los pasos del autor te llevará a hacerte preguntas. ¿Qué tengo que ver con mi barrio de la infancia? ¿Y con el de ahora? ¿Cuál fue mi relación con el parque? ¿Y la de nuestros hijos? ¿Es la misma en un barrio y en otro? ¿Nos vigilan? ¿Qué es la gentrificación? ¿Es solo cosa de hipsters? ¿Qué influencia tiene el barrio en la conciencia de clase? ¿Cómo es el primer contacto con la policía en cada barrio?

Luis (o @eltransito, como se llama en la red), además de exprimir los edificios, las esquinas, adoquines y ruinas que encuentra en sus paseos, ha estudiado la historia de sus rincones y todo ello lo ha combinado con experiencias actuales a pie de calle: resistencia, especulación, empoderamiento, solidaridad, marginación, desahucio, orden, mobiliario urbano, las fiestas de barrio…

Como editor del libro que soy, he paseado por él unas cuantas veces y por ello estoy seguro de que invitaros a leerlo es un gran consejo. Caminaréis por barrios obreros, atravesaréis colonias de lujosos chalés, os veréis (o más bien no) dentro de una smart city, lo mismo que viviréis la formación de algunos barrios históricos y os sentiréis dentro de una pandilla de andén.

Con total seguridad, al terminar y quitaros las gafas de leer como si fueran zapatillas para caminar, habréis forjado vuestro sentimiento barrionalista.

Paseen y lean.