Este fin de semana hemos estado en la Feria del Libro Político que se celebraba, por segundo año, en la nave de Terneras (Matadero) y que es una reunión de sospechosos a la que acudíamos por primera vez como editorial. Llevamos nuestra última novedad, ¡Esto es la anarquía! Ensayo sobre la libertad y sus monstruos, además del resto de libros de nuestro catálogo.
Independientemente de las ventas –como buenos agricultores de la palabra impresa nos quejaremos si llueve mucho y también si calienta demasiado el sol–, al margen de la paliza (dos días de 11 a 21 h, muchos kilos transportados, el culo cuadrado), la experiencia fue satisfactoria. Pudimos hablar con lectores de Decordel (fabricar alguno nuevo, esperamos), hacer contactos profesionales y cotillear las maquetas de nuestra ¿competencia?
Sobre todo, entablamos relaciones personales con compañeros que esperamos continúen. Al acabar la última jornada, con Salvador Amor cantando en el escenario, todo eran abrazos entre los editores que estábamos allí con el mandil metafóricamente colocado. Y eso que nos llevamos.